Los Sistemas de Información Geográfica, más conocidos por sus siglas (GIS en inglés, o SIG en castellano) son el resultado natural de la evolución de las ciencias de la computación y la electrónica. Las máquinas personales de hoy pueden manejar con mayor comodidad los grandes volúmenes de datos asociados con la información geográfica.
Un SIG es algo así como un híbrido entre los sistemas de diseño asistido por computadora (CAD) y los productos tradicionales de bases de datos. El resultado es algo más que la suma de las partes: un GIS permite trabajar con datos en su verdadero contexto espacial, proporcionando de forma cómoda información en una interfaz con alto impacto visual y gran capacidad de síntesis informativa.
Por ejemplo, no es lo mismo leer un listado (aunque esté ordenado por calles) de números telefónicos para encontrar los del proveedor que buscamos, que ver un mapa de nuestra vecindad donde los teléfonos, por tipo de proveedor, se encuentran reflejados como símbolos de diferentes formas y/o colores. Esto nos permite de forma muy intuitiva y rápida seleccionar inmediatamente el más cercano a nuestro domicilio. Al apuntar con el ratón sobre el símbolo, aparece una pantalla de información que contiene todos los datos que necesitamos sobre dicho proveedor.
En formas como éstas, los SIG constituyen un sector de crecimiento muy acelerado dentro del ya de por sí rápido desarrollo de la informática en general. Las aplicaciones de los SIG incluyen todas aquellas en que se hace necesario manejar información que se encuentra distribuida en el espacio físico, el mundo en que vivimos: la relación estrecha que se establece entre los mapas digitales y la información asociada a los elementos gráficos que contienen éstos, da una nueva dimensión al tratamiento de la información.
Otra tecnología que ha contribuido altamente a la aparición de información geográfica en formato digital es el Sistema de Posicionamiento Global o GPS. Basado en las señales que emite una constelación de satélites que cubren todo el globo terráqueo, este impresionante avance de la ciencia permite que receptores especiales, que en sus versiones más pequeñas pueden llegar al tamaño de una cajetilla de cigarrillos, proporcionen con una precisión increíble su propia posición (latitud, longitud y altura) sobre la superficie del planeta. En el caso de los receptores más perfeccionados, se llega a precisiones "sub-centímetro", es decir, ˇes posible conocer una posición con precisión de unos pocos milímetros sobre todo el globo terráqueo!
Los cambios que esta tecnología ha traído al mundo son increíbles. Desde sistemas de navegación para buques y aviones que no dependen de las inclemencias del tiempo y que son totalmente confiables y precisos, hasta dispositivos de seguimiento ocultos en vehículos, capaces de reportar en todo momento su posición y posibilitando de este modo la administración más eficiente de una flotilla o la recuperación inmediata en caso de reportes de robo.
Con el vertiginoso avance de las tecnologías de comunicación, no deberá sorprendernos que en un futuro relativamente próximo cada persona pueda llevar, en un brazalete o reloj, o implantado bajo la piel, un dispositivo GPS asociado con un transmisor inalámbrico en miniatura, con lo cual se podía estar constantemente en contacto con ella. Las implicaciones sociales de desarrollos como éste serían buen tema para más de una obra literaria o científica.
El desarrollo de las ciencias espaciales también permite que por primera vez en la historia humana se cuente con fotografías del globo terráqueo tomadas "desde afuera". Existen satélites especialmente diseñados para este propósito, que transmiten periódicamente a la Tierra imágenes digitalizadas, que con ayuda del software adecuado pueden interpretarse y ser utilizadas en muchas aplicaciones, tales como:
Una de las ventajas de las imágenes satelitales es que son multiespectrales; es decir, abarcan un ancho de banda mucho mayor de lo que es capaz de detectar el ojo humano. Cada imagen está compuesta por varias “bandas”, que no son más que diferentes tomas de la reflexión de una misma zona de la superficie, o “escena” bajo diferentes rangos de longitudes de onda. De cada “escena”, por tanto, se tienen varias imágenes, que corresponden a las “bandas” azul-verde, verde, rojo, infrarrojo cercano, lejano, térmico, etc. La combinación o superposición de todas estas bandas entre sí ofrecen mayor información al investigador que una simple fotografía, ya que muchos fenómenos como las enfermedades de las plantas, las clasificaciones por tipos de cultivo y otros, son detectados más fácilmente con la ayuda de las imágenes de bandas espectrales que no son accesibles al ojo humano.
Los satélites comerciales actualmente en uso varían la resolución de las imágenes desde unos 3 metros hasta unos 30. Esto quiere decir que cada “punto” o pixel de las imágenes detectadas abarca un cuadrado de hasta 30 x 30 metros. Nada inferior a este tamaño es discernible en la foto, por lo cual podemos -por el momento- estar tranquilos respecto a la posibilidad de que el “vigilante celeste” lea nuestro correo por encima del hombro
Algunas direcciones de Internet en las que puede aprenderse algo más sobre las tecnologías de GIS, GPS y percepción remota: